¿Puede el sobrepeso provocar reflujo?
Sí. El sobrepeso y la obesidad son una de las causas menos visibilizadas pero más relevantes en la aparición y el mantenimiento del reflujo gastroesofágico (ERGE).
Esto se debe, entre otras cosas, al aumento de grasa visceral, es decir, la grasa que rodea los órganos internos.
Se estima que aproximadamente el 22 % de las personas con sobrepeso experimentan síntomas de reflujo.
Incluye:Hay varios mecanismos que lo explican:
Aumento de la presión en el estómago
El exceso de peso ejerce más presión sobre la cavidad abdominal, empujando el contenido del estómago hacia el esófago.
Alteraciones en la motilidad esofágica
El sobrepeso puede afectar el movimiento natural del esófago, haciendo más difícil que el ácido vuelva a su lugar.
Debilitamiento de la mucosa esofágica
El exceso de grasa puede reducir la capacidad del esófago para defenderse frente al ácido estomacal.
Más relajaciones del EEI (esfínter esofágico inferior)
Estas relajaciones permiten que el ácido suba con más frecuencia hacia el esófago.
Y lo más curioso es que esto puede suceder incluso en personas sin sobrepeso evidente, pero con acumulación de grasa visceral, especialmente en la zona abdominal.
Además del efecto mecánico, el tejido graso, especialmente el que rodea la zona de unión entre el esófago y el estómago, produce sustancias inflamatorias (como TNF-α, IL-1β, IL-6, leptina…).
Estas sustancias:
Aumentan la inflamación local en el esófago
Dañan la barrera protectora del epitelio
Aumentan la permeabilidad y debilitan las uniones celulares
Pueden favorecer lesiones como la esofagitis, el esófago de Barrett e incluso el adenocarcinoma en casos más avanzados
Por eso, el sobrepeso no solo influye “por presión”, sino que también puede empeorar el daño desde dentro, a través de un entorno metabólicamente inflamado.
La buena noticia:
La pérdida de peso se ha asociado con una mejora clara de los síntomas del reflujo.
Además, puede aumentar la eficacia de los tratamientos farmacológicos y reducir el riesgo de progresión.
Cuidar el tamaño y la composición de las comidas
Evita comer en exceso, especialmente por la noche.
Seguir una alimentación antiinflamatoria
Basada en comida real, rica en fibra, antioxidantes y grasas saludables.
Mover el cuerpo todos los días
Caminar tras las comidas puede ayudar a vaciar el estómago más fácilmente.
Reducir el estrés crónico
La inflamación sistémica también se relaciona con el eje intestino-cerebro.
Dormir y descansar bien
El sueño reparador regula hormonas como la leptina y la insulina, que también influyen en el apetito y el metabolismo.
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