Un reciente meta-análisis evaluó la efectividad de diversas intervenciones dietéticas en pacientes con reflujo gastroesofágico (GERD).
De las dietas analizadas, la dieta baja en carbohidratos mostró una reducción significativa en la exposición al ácido esofágico, mientras que otros enfoques presentaron resultados menos consistentes. Sin embargo, los resultados siguen siendo limitados y se necesitan más estudios para su confirmación.
Se plantean varios mecanismos posibles para explicar estos resultados:
Los alimentos ricos en carbohidratos tienen menor densidad calórica, lo que implica un mayor volumen de ingesta para consumir la misma cantidad de calorías en comparación con dietas altas en grasas. La distensión gástrica excesiva es uno de los principales mecanismos del reflujo gastroesofágico, ya que aumenta la presión intragástrica aumentando las relajaciones transitorias del esfínter esofágico inferior (TLRS).
Algunos carbohidratos, como la lactosa y otros FODMAPs, incrementan la producción de gases, contribuyendo a la distensión gástrica y aumentando las TLRS, un mecanismo clave en el desarrollo del reflujo. Esto está especialmente asociado a pacientes que ademas puedan parecer otras patologías como SII, sobrecrecimiento bacteriano como el SIBO o en otras disbiosis.
En mi experiencia personal como paciente y en mi trabajo ayudando a personas con reflujo y gastritis, he observado que intervenciones dietéticas, como la dieta baja en carbohidratos (no siempre) y estrategias personalizadas ajustada al tipo de reflujo, pueden contribuir a la mejora de los síntomas. Estos hallazgos coinciden con la evidencia emergente, aunque se necesitan más estudios para confirmarlos y comprender mejor los mecanismos subyacentes.
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