¿Qué son los alimentos ultraprocesados?
Son productos industriales que han sido formulados con ingredientes modificados o artificiales (como aceites refinados, azúcares añadidos, harinas ultra refinadas, saborizantes, colorantes, emulsionantes, conservantes…).
Suelen tener poco valor nutricional, ser altamente palatables y están diseñados para un consumo rápido, prolongando su vida útil.
Ejemplos típicos: bollería industrial, snacks salados, cereales azucarados, refrescos, comidas precocinadas, etc.
Este tipo de productos (bollería, snacks, cereales azucarados, refrescos…) no solo son pobres en fibra, proteínas y nutrientes esenciales, sino que además están cargados de grasas, azúcares y aditivos que:
Alteran la microbiota intestinal
Favorecen la inflamación
Dificultan una buena digestión
Su consumo habitual puede:
Aumentar la inflamación de la mucosa gástrica
Alterar la secreción de ácido y gastrina
Empeorar el vaciado gástrico
Favorecer un entorno digestivo más sensible y reactivo
Además, a largo plazo, pueden dañar la barrera mucosa y favorecer la colonización de bacterias como Helicobacter pylori, asociadas a gastritis crónica.
A continuación, te presento algunos alimentos y productos que suelen ser problemáticos para quienes sufren de reflujo, disbiosis intestinal o gastritis:
1. Bebidas carbonatadas
Las burbujas distienden el estómago, lo que incrementa la frecuencia de relajaciones transitorias del EEI (TLESRs), favoreciendo el ascenso del ácido.
Además, contienen azúcares o edulcorantes que alteran la microbiota y, si se consumen junto a las comidas, diluyen el ácido gástrico.
Especial cuidado con las bebidas energéticas.
2. Edulcorantes artificiales
Sustancias como aspartamo, sucralosa o polioles (xilitol, sorbitol…) pueden alterar la microbiota y provocar más hinchazón o malestar si hay disbiosis.
Opta por opciones naturales como stevia pura, miel o sirope de arce (según tolerancia).
3. Ultraprocesados
Congelados, precocinados, cereales industriales, snacks o bollería: altos en grasas trans, conservantes, azúcares y harinas refinadas.
Promueven inflamación, dificultan el vaciado gástrico y pueden alterar la flora intestinal.
4. Zumos envasados y bebidas azucaradas
Aunque parezcan “saludables”, muchos zumos tienen altísimo contenido en azúcar y muy poca fibra. Prefiere fruta entera o zumos caseros diluidos.
5. Aceites vegetales refinados
Evita canola, girasol o maíz. Son inflamatorios y pueden irritar la mucosa digestiva.
Usa aceite de oliva virgen extra, aguacate o aceite de coco (según tolerancia).
6. Panes blancos, pastas y harinas refinadas
Pobres en fibra y densos para la digestión. Prefiere versiones integrales o bajas en gluten según tu caso.
7. Snacks procesados
Patatas fritas, galletas industriales, barritas, etc. Con grasas hidrogenadas y aditivos artificiales.
8. Alcohol
Irrita la mucosa gástrica, reduce la presión del EEI y favorece el reflujo.
Si lo consumes, que sea de forma ocasional y con bajo grado alcohólico.
9. Bollería industrial y dulces
Ricos en azúcar, grasas malas y sin valor nutricional. Alteran el eje intestino-cerebro y favorecen la inflamación digestiva.
Después de revisar todos los productos que conviene evitar, la pregunta lógica es:
¿Y qué tipo de alimentación sí ayuda realmente a mejorar los síntomas digestivos?
Una buena opción, como punto de partida, es apostar por una alimentación antiinflamatoria, basada en comida real y con principios similares a los de la dieta mediterránea tradicional (rica en vegetales, legumbres, pescado, aceite de oliva…) o la dieta paleo modificada (más centrada en alimentos no procesados y fácil digestión, según tolerancia). Algunas personas tendrán que hacer ajustes más específicos pero es una buena forma de empezar.
Ambos enfoques pueden adaptarse a cada persona, respetando su tolerancia digestiva y ayudando a reducir la inflamación sin comprometer el aporte nutricional.
Una dieta antiinflamatoria no solo puede aliviar los síntomas digestivos, sino también mejorar la energía, el estado de ánimo y la salud en general.
Ayuda a reducir la inflamación crónica en el cuerpo, lo que puede tener beneficios en la recuperación del sistema digestivo y en el alivio de los síntomas del reflujo y la gastritis.
La respuesta a los alimentos no es igual en todos. Si notas que un alimento en particular te genera molestias, elimínalo temporalmente y vuelve a probarlo más adelante.
Llevar un diario de alimentos puede ayudarte a identificar mejor tus tolerancias.
Si decides seguir una dieta específica (como FODMAP, sin gluten, o una paleo estricta), te recomiendo hacerlo bajo la supervisión de un profesional.
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